Seminario de Aikido Luis Mochón Sensei, Granada 2013 y mi Renacimiento en el Aikido

lunes, 13 de mayo de 2013 Siento la necesidad ‘egoísta’ de compartir unas líneas con toda la gente que no ha tenido la oportunidad de haber disfrutado de una práctica tan especial como la que

lunes, 13 de mayo de 2013

Siento la necesidad ‘egoísta’ de compartir unas líneas con toda la gente que no ha tenido la oportunidad de haber disfrutado de una práctica tan especial como la que he tenido yo el privilegio de experimentar.

Personalmente este seminario ha significado para mí lo que podría expresar de la mejor forma como el Renacimiento y me explico; son muchos años de práctica los que llevo a mis espaldas en este fascinante Arte del Budo además de muchos tatamis pisados por todo el mundo. Sin embargo, ahora puedo afirmar con mayúsculas que estoy empezando a sentir la verdadera forma del Aiki en toda su esencia.

Haciendo un poco de regresión a mi pasado, recuerdo que estuve a punto de abandonar mi práctica de Aikido dado que no conseguía ‘vibrar’ (esta expresión la tomo prestada de mis hermanos del Sur) con lo que últimamente veía y sentía mientras realizaba mis keikos habituales. Incluso durante la participación en algunos seminarios con determinados Sihanes de prestigio la sensación no era diferente. Mi momento no llegaba y todo lo que leía relacionado con el Budo (que no era poco) se desvanecía una vez que pisaba el Tatami.

Ahora veo con claridad, sin ser antes consciente, que mi Renacimiento en relación al Aikido llegó para mi hará algo más de un año en Alicante (marzo 2012), en un seminario de Luis Mochón que sin ninguna expectativa por mi parte debía de ser un encuentro de toma de contacto y ‘poco más’…

Nada más lejos de esto, en aquel seminario tuve otro tipo de contacto: contacté desde el Aiki hacia el kokoro y viceversa…

A partir de ese primer encuentro y hasta la fecha, mi Do sin forma hasta entonces, empezó a adquirir un claro sentido cual resolución HDMI como diríamos actualmente hablando en términos tecnológicos en lo que se refiere a Calidad de Imagen.

Sin ánimo de divagar más, y centrando mi modesta crónica en el Seminario de Luis M. realizado este pasado fin de semana de mayo (días 12 y 13), quiero compartir mi experiencia con todo aquel que simplemente este abierto a la escucha.

En este seminario celebrado en Granada, ciudad dónde se encuentra el Dojo de Luis, se podría afirmar que la práctica ha sido de un nivel superior al ‘habitual’, debido a que el gran porcentaje de practicantes son y forman parte del círculo o entorno de la Gran Familia Musubi Aikido Granada; la consecuencia fue que el ‘listón’ se puso muy pero que muy alto.

El Aikido de Luis, es un Aiki comprometido; y no me refiero a comprometido en términos de ‘fieles seguidores’ (cuestión que es más que evidente), sino comprometido en la búsqueda y construcción del Do (camino), bajo los principios del Budo Sincero por encima de todo.

El Aikido que propone Luis, no es un Aikido ‘cómodo’; no es un Aikido basado simplemente en la forma o estilo. El Aikido que propone Luis es una práctica que requiere honestidad, firmeza y sobretodo determinación, palabra esta última utilizada en muchas ocasiones por Yamaguchi Sensei. Mientras que otros maestros se ‘conforman y se moldean’ a un Aikido más ‘llevadero’ para grandes masas dónde los papeles y relación Tori-Uke es más ‘estructurada’ en todos los aspectos provocando una situación cómoda para ambos, la propuesta de Luis sin ningún tipo de duda es más exigente y sincera a la vez.

Sincera, y digo bien, porque se basa en primer término en la vacuidad del Ego como practicantes y personas. El trabajo constante para ambos roles exige de un Zanshin que provoca una ‘tensión marcial especial’, incluso me podría a atrever a afirmar que necesaria para alcanzar una práctica más que ‘auténtica’ (sin ánimo de desmerecer otro tipo de prácticas totalmente respetables).

Con los ataques y saber estar del Uke se desarrolla un trabajo que no persigue el conseguir un derribo o proyección del oponente, sino conectar con él a través de su cuerpo físico mediante la atención y escucha constante para darle opción a su mejor salida para bien de él, que es el contacto con el suelo a través de tomar el ukemi.

Hoy en día cada vez más y por desgracia, este concepto marcial en muchas ocasiones se está perdiendo en ambos sentidos: el primero por ser excesivamente ‘permisibles’ en relación a que todo vale (una persona realiza un ataque en calidad de Uke desde una posición cómoda y excesivamente ‘relajada’ y finaliza su papel como uke tomando ukemi con la misma comodidad = movimiento exclusivamente). El segundo caso en muchas ocasiones pasa por una defensa violenta por parte de Tori el cual impone cualquier acción por encima de todo sin tener presente la realidad que tenemos delante.

El Aikido de la escucha se inicia desde un ataque marcial, cuyo final es tan inesperado como imprevisible; este concepto es poco cómodo aunque quizá es el más real llevándolo a todos los planos de la vida.

La propuesta de Luis como decía es poco cómoda pero sin embargo muy ‘poderosa’. Poderosa porque alimenta nuestra búsqueda que cómo Budokas y no otro tipo de rol, hemos escogido. Su propuesta nos ‘atrapa’, y su resultado es equiparable, por compararlo a algo, a la construcción de una Catedral que poco a poco va cogiendo forma desde una base firme y sostenible sin vacilaciones.

Construir una obra de esta magnitud requiere de muchos esfuerzos, es por este motivo que puedo afirmar que no es una ‘posición cómoda’ sino un búsqueda constante basada en el estudio; desde la comodidad difícilmente lograremos terminar la obra; desde la comodidad difícilmente apreciaremos nuestra progresión marcial en nuestras diferentes etapas como budokas; desde la comodidad difícilmente lograremos alcanzar y entender el verdadero significado del Budo; desde la comodidad fácilmente llegará un día en que abandonaremos la práctica porque nuestros movimientos estarán vacíos de significado…

El Aikido es una herramienta que nos brindó su fundador, bajo mi punto de vista, para poder llegar a entender como conectar nuestra forma más física (cuerpo) y espiritual con el resto de personas y mundo.

El camino del Budoka se basa en utilizar esta herramienta para entender que es lo que está ocurriendo allí fuera, ayudándonos a proteger en caso de sentir amenaza, todo aquello que más estimamos

Yo estoy en ello, me acompañas…??

Joan Rubio
Aikido MusubiKai Badalona, mayo 2013